En los últimos meses se procede desde el Ayuntamiento a la venta de las fincas sobrantes de la concentración parcelaria, a precios de tasación pericial, y con un resultado (en cuanto a número de ventas) no demasiado amplio.... pero... ¿Cuál es el destino que dará Cecilia Pérez al producto de dichas ventas?
Entendemos, como entienden la mayoría de los vecinos, que las cantidades obtenidas con dichas ventas deben ser objeto de inversión. Nos explicamos: la propuesta es que al vender una parcela en Arancedo, por ejemplo, la cantidad obtenida con dicha venta se invierta en mejoras en la parroquia, en el parque, o en el acceso al cementerio. Hay cientos de posibilidades, de necesidades en todos los lugares donde se lleve a cabo una de esas ventas.
Sabemos que las cantidades obtenidas no solucionarán las carencias que presenta nuestro concejo, pero si servirían para pequeñas obras, que, sin esperar eternamente por una subvención, podrían estar solucionadas gracias a estos ingresos. Y esto, sin duda, contribuiría a mitigar la imagen del "no hacen nada" que se palpa en las zonas rurales.
Como lo hariamos? Es sencillo. Por ejemplo, retomando la venta de la finca en Arancedo, analizando las reclamaciones de las asociaciones de la parroquia, tratariamos de hacer coincidir determinada mejora con la cantidad ingresada, procediendo a reunirnos con la asociación y especificando lo que se pretende, haciendo público el proyecto y sus peculiaridades: hemos obtenido X euros por la venta de X finca en Arancedo, vamos a invertirlos en X obra. Y no se trata de grandes inversiones, seamos claros. Son pequeñas cantidades que pueden servir para poner unas farolas, unos bancos o reparar unas entradas a un parque o una escuela.
Será tenida en cuenta esta idea, este razonamiento lógico? . Hablamos del Ayuntamiento de El Franco, con un largo historial en los últimos años......Nos tememos que las cantidades obtenidas por la venta de las fincas acaben como dietas para pagar visitas de los concejales socialistas a determinados lugares en fechas festivas, o que esas cantidades sean sepultadas entre los confusos argumentos económicos a los que estamos acostumbrados.