"Rodríguez Zapatero es el presidente de los incumplimientos con Asturias. Esa es su tarjeta de visita. Sus compromisos han sido una sucesión de cortinas de humo, y como humo se han ido desvaneciendo con el paso de los meses.
En cuatro años de incumplimientos el gobierno socialista de España logró el triste demérito de no haber iniciado una sola obra nueva de relevancia en nuestra comunidad autónoma, de no haber colocado una piedra del tramo Unquera-Llanes, de haber encarecido y retrasado todas las obras que se realizan en Asturias empezando por el puerto de Gijón, de negar a los asturianos el AVE entre Pola de Lena y Gijón o el AVE del Cantábrico, éste último con la disculpa de unos problemas medioambientales que por lo visto no existen en Cantabria y País Vasco, comunidades que ya tienen en marcha el proyecto ferroviario.
Rodríguez Zapatero ha completado sus incumplimientos con el desprecio a los habitantes de esta tierra, porque ha mentido sin pudor a los asturianos, y lo ha hecho acompañado de la arrogancia y el cinismo de sus correligionarios de la FSA. El señor Rodríguez Zapatero prometió la eliminación del peaje del Huerna y en vez de eso aumentó el precio de este peaje para los vehículos ligeros, los que aportan más del 70% del total de ingresos, subiéndolo de los 8,95 euros de 2004 a los 10,15 euros de este año. El mismo presidente que sitúa a las Cuencas Mineras como el centro de sus desvelos tiene paralizados los fondos mineros, porque lo realmente prioritario para su gobierno es atender las demandas económicas de sus socios nacionalistas.
Mientras Asturias frena su crecimiento económico, los datos del paro son los peores de los últimos veinte años y se reduce el poder adquisitivo de sus ciudadanos, los socialistas ofrecen como solución para todos los males una sonrisa y un gesto a modo de “ceja zapateril”. Mientras los españoles pagan 20.000 millones más de impuestos y la temporalidad laboral se sitúa en el 31 por ciento, mientras la inflación en Asturias está en el 4,5 por ciento y cada vez son más las familias que sufren para llegar a fin de mes, los socialistas proclaman en sus mítines que Asturias y España gozan de una situación económica ejemplar. Cuando miles de jóvenes asturianos tienen que irse de Asturias para encontrar un trabajo digno porque aquí se les niega, vemos cómo los socialistas parasitan a la sociedad con cientos de chiringuitos donde hay miles de personas que no tienen más perfil directivo que pertenecer al PSOE, al tiempo que nos describen una “bucólica realidad” de avances y progresismo. El señor Rodríguez Zapatero ha adornado su permanente incumplimiento de promesas con crispación, con tensión, dramatizando hasta dónde fuera necesario con tal de mantenerse en el poder.
En su trayectoria de indefinibles talantes ha dejado una larga colección de presentes. Desde las más obscenas manipulaciones de una jornada de reflexión hasta el pacto del Tinell para eliminar del escenario político al partido que representa a diez millones de españoles, pasando por la ruptura del consenso en la lucha antiterrorista permitiendo al entorno de ETA la vuelta a las instituciones, o por el insulto sistemático a las víctimas del terrorismo, el fiasco de los acuerdos de política agraria en Europa, la creación de un ministerio de la vivienda que sólo propuso unas tercermundistas “soluciones habitacionales”, el uso de aviones públicos para los viajes particulares de toda la familia presidencial, la resurrección de las prácticas de nuevos ricos entre altos cargos socialistas, los “agujeros” en las obras públicas, la ineficacia en la gestión de desastres como los fuegos de Galicia o el incendio de Guadalajara, el esconder el “galipote” cuando no interesaba como en Algeciras, una ley de memoria histórica para rescribir la historia y dividir a los ciudadanos en buenos y malos, la frívola alianza con nacionalismos radicales, una inexistente política económica, la desastrosa política exterior basada en el insulto a dirigentes como Blair o Merkel y el abandono de la defensa de los intereses españoles.
Rodríguez Zapatero no ha trabajado ni un minuto para atender a lo que demandaba la gente, sino que se ha convertido en la pesadilla de las clases más modestas. En los temas más importantes ha engañado y ha demostrado una incompetencia equiparable a su capacidad para fabular y a su predisposición al radicalismo. No tiene nada positivo que presentar en un balance, ni tiene proyecto, ni tiene equipo. Los asturianos, los españoles, necesitan moderación y seguridad, reformismo y soluciones, un gobierno con sentido común que se ocupe de los problemas reales, que genere certidumbre y confianza, que crea en la nación, que piense en las personas, en los precios y lo que cuesta llenar la cesta de la compra, que tenga una política de inmigración.
El Partido Popular pide la confianza de los asturianos y los españoles, para que España crezca en positivo, más abierta, innovadora y solidaria. Queremos una España a la vanguardia del bienestar y del progreso. Defendemos que la Constitución es la mejor garantía de un futuro de libertad y justicia para todos. Queremos una España diversa y plural donde se asegure la igualdad y la cohesión, para que todos los españoles tengan las mismas oportunidades para desarrollar sus proyectos personales; una España orgullosa de sí misma, abierta al mundo y comprometida ante los desafíos de la globalización y dispuesta a desempeñar una posición de liderazgo.
Desde el Partido Popular presentamos un proyecto de gobierno coherente, para responder a las necesidades y aspiraciones del conjunto de nuestra sociedad, para ocuparse de la economía, de la educación, de la seguridad, de aquello que preocupa de verdad a la gente. Con el Partido Popular, los asturianos, los españoles, tendrán un gobierno que afrontará la realidad sin maquillarla y que dedicará todas sus energías a las necesidades de las personas."
